La lluviosa mañana del 25 de mayo del 2004, cambiaron no se qué afiche de cigarrillos nacionales en la tienda de abarrotes de la calle Tomás Ramos de Valparaíso. Ese hecho que contemplé desde el balcón de la pensión que estaba enfrente, me recordó que debía ordenar una rumba de libros de biología que había olvidado, o dejado intencionalmente, quién sabe, el ex habitante de la pieza que yo había arrendado el día anterior. Ese otro hecho me llevó a encontrar el libro The Boston Evening Transcript de Rubén Jacob, publicado en 1993 por la editorial Carpe Diem.
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La lluviosa mañana del 25 de mayo del 2004, cambiaron no se qué afiche de cigarrillos nacionales en la tienda de abarrotes de la calle Tomás Ramos de Valparaíso. Ese hecho que contemplé desde el balcón de la pensión que estaba enfrente, me recordó que debía ordenar una rumba de libros de biología que había olvidado, o dejado intencionalmente, quién sabe, el ex habitante de la pieza que yo había arrendado el día anterior. Ese otro hecho me llevó a encontrar el libro The Boston Evening Transcript de Rubén Jacob, publicado en 1993 por la editorial Carpe Diem.
La contratapa indica que el autor nació en Santiago y que reside en Quilpue, y que es abogado y profesor de derecho constitucional. Desde el balcón de la casa se veía caer la lluvia sobre la calle adoquinada, tenía que asistir a mis clases de filosofía, pero antes de decidirme a salir al frío porteño, comencé a hojear el libro. Estos son los primeros versos que leí:“Los estudiantes de filosofía buscan los librosAcerca del fuego y del cieloY divagan en los cafés nocturnosAcerca del amor humano y del olvidoEnloquecidos de incertidumbre” (poema XIV)Y después:“Y de nuevo otra vez iría yoHasta la morada de mi primaPara llevarle el diario de la tardeEl Boston de la tardeQue nunca he leídoIría caminando para regalárselo sin vanagloriarmeComo tantos y tantos díasSe lo he llevado desde niñoY al llegar arriba al segundo pisoContemplaría desde las ventanasLa adoquinada calle” (poema XII)Decidí quedarme a terminarlo, algo de trágico me pareció percibir en las coincidencias. El libro está dividido en dos partes, la primera consiste en veinticuatro variaciones del brevísimo poema de T.S. Eliot The Boston Evening Transcript, que habla acerca de los lectores de este diario inglés y de sus solitarias caminatas, en el cual ya se revela la atmósfera que Rubén Jacob se encargará de llevar a múltiples épocas y lugares; la melancolía de la tarde, las apariciones fantasmales de escritores, personajes históricos y ficticios, la nostalgia. En estas variaciones el tiempo es elástico y reversible, en cualquier momento puede aparecer detrás de nosotros Bach interpretando sus obras bajo la lluvia del otoño; Marcel Proust y la Albertina del balneario de Balbec, o la de los celos; el moralista ilustrado La Rochefoucauld; el doctor Ferdinand Bardamu, alter ego de Celine; la misteriosa prima Harriet; H.P. Lovecraft; Inmanuel Kant saliendo por primera vez de su claustrofóbica Königsberg y negando la posibilidad de los juicios sintéticos a priori; el mismo Eliot junto a Jacob y la prima Harriet en una sucia taberna, divagando sobra la vanidad de la vida y su belleza. Todo esto contrastado con personajes anónimos y cotidianos: futbolistas, vendedores viajeros, relojeros, abogados, detenidos desaparecidos, los que escribieron sufriendo sobre el amor, las mujeres y la muerte, astronautas, notarios, subastadores de obras de arte, etc. En fin, el espectáculo vertiginoso de la memoria de Rubén Jacob, en donde se confunde lo leído con lo vivido, literaturizando la vida y vitalizando la literatura en una misma memoria en donde no son relevantes las categorías de tiempo y espacio.La segunda parte del libro remata y confirma este orden caótico de la memoria bajo la figura del Aleph de Borges, en el extenso poema titulado Coda Sobre un Texto de J.L. Borges. Este sería algo así como una continuación de la famosa escena del cuento el Aleph, en el momento en que el personaje comienza a tener la experiencia de la visión de todas las cosas del universo de manera simultánea. Aquí aparecen imágenes bellísimas como la de Nietzsche llorando abrazado al cuello de un caballo blanco, la caída de Berlín en 1945, el tren transiveriano atravesando la tundra, la muerte de Trotsky, etc.La poesía de Rubén Jacob requiere un mínimo bagaje histórico y literario, y a decir verdad, un bagaje bastante amplio, lo que permitirá al lector penetrar más profundamente en la sugestión atmosférica de los poemas, aunque, por otro lado, los personajes pierden sus particularidades históricas para materializarse o evanescerse en las imágenes, no importan por sí mismos, sino por las circunstancias en que aparecen, son meras excusas para evidenciar los saltos espacio-temporales de la mente del poeta. Sólo por esto es relevante saber quiénes son y a qué tiempo y espacio pertenecen, y bueno, también por el placer vanidoso de ver aparecer a escritores y personajes de ficción de los cuales uno ya ha leído. En conclusión, la erudición de Rubén Jacob no es gratuita, ya que constituye y sustenta el andamiaje y el fondo de su poesíaDespués de releer varias veces el libro, lo perdí de la misma manera misteriosa como lo había encontrado. Lo busqué en las librerías de Valparaíso, pero sólo di con él después de varios meses en una feria de libros usados, al fondo de un cajón de libros de quinientos pesos, lo que me permitió comprarlo de inmediato. Aunque como dice Serrat, no es lo mismo valor y precio, pues si este libro costara lo que vale en dimensión literaria, difícilmente podría haberlo adquirido con mi presupuesto de estudiante.
Este 4 de diciembre, Jacob presenta su libro "Granjerías Infames", prologado por Jorge Polanco. Será en la Sala Viña del Mar, Calle Arlegui 683, a las 19:30 hrs.
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